Chola Globalizada El 12 de octubre exactamente una semana antes de las elecciones generales en un clima en el que en la sociedad a través del gobierno transitorio se había ido creando un discurso oficial y repetitivo fascista, racista de amedrentamiento social generalizado decidimos intervenir por primera vez la estatua de la Reina Isabel La Católica.
Este monumento está en la zona residencial de las embajadas, la más cara del centro de La Paz. Se trata de una zona donde rige un apartheid negado. Las mujeres denominadas cholas que llevan pollera, manta, sombrero y un bulto en la espalda que están por la zona son: fruteras, vendedoras ambulantes, o trabajadoras del hogar. Las más ancianas son mendigas a las cuales muchas veces no se las deja ni sentarse a descansar en las gradas de ingreso de los edificios residenciales de la zona. Todo esto bajo un régimen de “racismo cordial”[1], que exalta a las cholas todos los días convirtiéndolas en ornamentos artesanales de poleras, ceniceros, publicidades, etc etc.
En ese contexto Mujeres Creando junto a la Organización Matriz de las trabajadoras sexuales de El Alto, Omespro, Organización de Mujeres en situación de prostitución de La Paz y una serie de mujeres sueltas tomamos la plaza a la luz del día alrededor de las 10 de la mañana. Es importante decir que esa plaza esta a media cuadra de un cuartel policial y del ministerio de gobierno por lo que la acción necesitaba una fuerte dosis de rapidez, pero también de decisión.
Nos planteamos una acción de deconstrucción del símbolo, no se trataba de una acción destructiva, aunque dejamos claro que no censuramos ninguna forma de destrucciòn de los simbolos. Sin embargo, consideramos que la deconstrucción es tanto màs desafiante que la destrucción.
Habíamos elaborado mas de 150 carteles en los que planteábamos las ideas centrales de deuda del estado con las mujeres bolivianas. La idea no era la reivindicación única y exclusiva de la “chola”, reivindicación utilitaria que la propia sociedad racista lo ha hecho. Todo lo contrario, a partir de -la chola- nos planteamos el aglutinamiento de todas las mujeres en un abanico complejo de pertenencias y condiciones sociales.
Las más jóvenes treparon al monumento y las polleras que se le pusieron no fueron compradas sino donadas por dos cholas históricas que pertenecen a Mujeres Creando: Yolanda Mamani y Emiliana Quispe, esto era un hecho muy importante para nosotras, lo mismo las dos mantas con las que confeccionamos una, fueron donadas por esas mismas cholas. Travestir la estatua de la reina con ropas nuestras fue un acto doblemente simbólico pues sale del sólito uso de la figura de la chola sin la chola, acto que es tan frecuente en el feminismo juvenil clasemediero, hablar de la chola sin la chola, fenómeno neurótico de lo que fue el largo proceso masista donde se habló de los indigenas, sin los indigenas hasta el cansancio.
Es importante entender que el acto de travestir de chola en Bolivia es un acto que se lee como de humillación en código racista y machista: en los municipios del altiplano cuando un alcalde o dirigente es indeseable y corrupto se le viste de chola, y esos actos son mayormene protagonizados por personas consideradas “indigenas”, en el cuartel cuando un soldado es desobediente o débil se le castiga poniéndole pollera. A la mujer amante que no es deseable como “pareja pública” se le llama la “chola de”. Por eso el ejercicio de deconstrucción del símbolo de la reina de España que encarna el ideal de virtud y belleza que en una sociedad racista supone la mujer “blanca” tuvo un impacto emocional gigante.
Usamos el título de Chola globalizada, porque reivindicamos a la chola que es uno de los personajes centrales de la economía informal paceña y alteña, porque estamos hablando de la chola contrabandista, de la chola que importa productos desde la China, de la Chola constructora de una ciudad efímera que es la ciudad de los toldos y el mercado colorido. Estamos hablando de una chola que no es un personaje costumbrista estático ni tradicionalista, es una chola con celular en la mano, generadora de su propia moda, de su propia estética y de su propio concepto de cuerpo no barbificado, ni barbieficable.
La chola globalizada es la chola para la que no hay fronteras, para la que no hay límites. No es la reinvidicación indianista fundamentalista identitaria, es la reivindicación del atrevimiento de la chola, es la reinvidicación de la chola inventada por sí misma que no es originaria porque es original.
Una vez que travestimos el monumento. tres cholas que serán históricas para nuestra sociedad por la potencia de sus voces y por la originalidad de sus historias tomaron la palabra: Yolanda Mamani comunicadora y autora de la tesis “ser chola está de moda”, Emiliana Quispe chef, que se dedica a la recuperación de la alimentación ancestral y Dominga Mamani estudiante de leyes que sueña con hacer cumplir la constitución política del Estado. El sentimiento con el que hablaron cada una con su propio discurso levantando eso que llamamos PALABRA EN PRIMERA PERSONA, y la profundidad de sus discursos cargados de un dolor no victimista sino rebelde y rabioso, con ese sabor cerramos la acción que quedó inscrita en el imaginario de la ciudad de La Paz. Demostramos una vez más que nuestro lienzo es el imaginario social y no los cuadros, que nuestra obra se expone sobre las pieles y no en los Museos que están muertos de anquilosamiento. El debate que abrimos no se puede cerrar y de eso se trata.
Pueden ver dos versiones audiovisuales del acto en youtube:
LA TRANSFORMACIÓN DE UN SÍMBOLO DE OPRESIÓN, EL NACIMIENTO DE LA PLAZA DE LA CHOLA GLOBALIZADA
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[1] Término que conocí en México, una sociedad tremendamente racista que tiene dificultades de carácter colectivo para reconocer su propio racismo.