Presentación del libro ESPEJITO MÁGICO de Maria Galindo - Comentan Rossana Barragán y Sayuri Loza

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

ESPEJITO MAGICO

 

Quiero agradecer a María Galindo por la invitación a presentar la segunda edición de su libro, y me alegra mucho estar compartiendo este espacio con Sayuri Loza y con todas ustedes.

 

No me ha resultado fácil pensar y escribir la presentación de este libro.  Qué comentar de María que es la que bate records de audiencias no sólo en sus documentales sino también en gran parte de todas sus actividades? Los tik-toks de María como el realizado sobre el Subsidio del Sedem tiene más de 2 millones de personas mientras que otro tik tok tenía 1 millón y muchos otros tienen por encima de los 104.7K que averiguando, me enteré significan más de 104 mil vistas… Nada fácil hablar de la María a quien los Brothers le han dedicado una cumbia del Digipi diripi; mientras que Elías Ayaviri le ha dedicado un rap.  Esta misma María ha dado lugar a que niñas y adolescentes de colegio se vistan como ella y bailen su cumbia…

 

Cómo hablar de María a quien la querían como Defensora de Pueblos y es probablemente la Defensora de facto, por lo menos parcialmente?  María tiene hoy 10% de intención de voto según una encuesta, un punto menos que Evo y un puntaje igual a otros candidatos con partidos y aparatos… Qué escribir sobre ella por tanto que hace decir a jóvenes y funcionarios que trabajen como si María las estuviera viendo?… A Esta misma María el Museo del Reina Sofía de España le ha comprado una de sus obras de arte.  Esta María es la que va a Mexico o Argentina a hablar de su libro Feminismo Bastardo… Y es la misma María que hace unos años atrás podía ser expulsada,  vilipendiada, mirada como bicha rara y peligrosa…es la misma María que pintarrajeó hace 20 años “Tú me quieres Virgen, Tú me quieres santa, tú me tienes harta”/ o unos años después, “no hay nada mas parecido a un machista de derecha que un machista de izquierda y un indígena”; o más cerca a la etapa que vivimos, “No saldrá Eva de la costilla de Evo…”. Es la María de la escritura de sus columnas de periódico, la María de Radio Deseo, la de las barricadas, la María de los libros…

 

Y María es esta complejidad, esta multiplicidad que hace 30 años nos interpela de una y otra manera, que nos llega al tuétano, nos sacude a las mujeres y sacude a la sociedad de diversas maneras.  Es la María de las intervenciones, de las performances y actuaciones, de las voces, de las rabias, de las sonrisas, bailes y gritos… La que produce como cien, y aquella en quien la gente pone sus esperanzas porque crea horizontes de posibilidades. Voy a volver a esa multiplicidad de María al final.

 

Pero pasemos al libro que es el que nos convoca esta noche.  Es fundamental situar este libro tomando seriamente lo que María nos dice en el prólogo: que ella escribe por necesidad de plasmar en palabras lo que ve y lo que SIENTE. Y Escribe como una escribana, como una transcriptora de confidencias de mujeres y al hacerlo, le interesa, impugnar el machismo reconociendo que el primer problema radica y vive en nosotras mismas. Espejito Mágico, el libro que presentamos, es ese espejo en el que todas podemos vernos, reconocer-nos y sus relatos nos llegan y nos duelen. 

 

El libro es el espejo a través del cual María ha visto a las mujeres. No hay por tanto LA MUJER, sino innumerables situaciones y condiciones en su enorme diversidad, principalmente urbana, en sus diferentes arquetipos, perfiles, y contextos…  Se trata de alrededor de 60 retratos de 2 a 3 páginas agrupadas en 12 partes o tipos: las Libertinas, las Madres, las Anti Barbies, las Barbies, las Ejemplares, las Indias, las Extraordinarias, las Ausentes, las Vírgenes, las Solitarias, las Santas y los Autoretratos.

 

Aquí quisiera referirme primero, y brevemente, a algunos de estos retratos para darles una idea de ellos y voy a referirme luego a cómo conectar vidas extraordinarias con simples vidas de mujeres. 

 

María nos cuenta por ejemplo, cómo vemos a la puta: como víctima pero también como la peor villana.  María la retrata en su rostro y en su manera de vestir.  Nos dice que sus ojos son una auténtica puerta de amistad (p.12) mientras que nos asegura que la misma prostituta sabe que su estética responde a la fantasía machista de los hombres.  Pero ella habría aprendido a callar, a no hablar, a no gritar construyendo un silencio en torno a ella, viviendo entre tensiones: entre la necesidad de sobrevivir y la vergüenza; entre los sueños que mantiene y el burdel que los sabotea constantemente.

 

Una figura poderosa es la madre culposa: la madre a quien la sociedad y todos la culpan desde lo mínimo hasta de que exista un ladrón o de que se ha muerto dejando un niño huérfano; es la madre a la que se culpa y ella misma se siente culpable de que su niño no tenga padre.  María la describe como “la que lleva una aguja clavada en el pecho”. Nunca olvida la culpa nos dice, y vive su culpa a través de su vida para llegar luego a hacerse chantajear por su hijo y el mundo entero…

 

Las esposa de… es otro retrato, son las mujeres que han recibido el poder delegadas por…; pueden ser las esposas de militares, como las esposas de mineros, o las esposas de líderes históricos luchadores como Tupac Katari; son aquellas que luchan por el otro y los otros en nombre de un nosotros en la que las propias mujeres se borran, se niegan simultáneamente a sí mismas, razón por la que en sus demandas y pliegos no figura ni una demandas de ellas porque la mejor situación de ellos es la de ellas. La figura de la mujer policía no es menos cruda y terrible.  Es, escribe María, “la niña crecida a golpes”; la que viene de abajo y de bien abajo, pero tan cruel dando órdenes como sumisa y hondamente machista.

 

Uno de los relatos más descarnados corresponde a las mujeres ligadas en las últimas décadas a las funciones de gobierno: las Ministras o Diputadas.  El retrato de la Ministra, así en singular, reconoce sin embargo variantes y orígenes distintos: por un lado las mujeres del mundo de las birlochas y por otro lado, las mujeres venidas del mundo rural indígena. María reconoce al interior de las birlochas a aquellas en las que se reconoce que todo les ha costado la vida y a las birlochas, a las que todo les ha caído de regalo o de pago…

 

Entre las primeras están, nos dice, las de conjunto de chaqueta y blusa, aquellas para quienes nada ha sido fácil por lo que les surgiría una soberbia por ser Ministras pero también una sumisión al Presidente del Estado Plurinacional, sin romper, y la cito, su “condición de servidumbre”.  Las otras, las “oportunistas” facilonas, pajpakas y las que se cuidan, solo buscarían acomodarse y beneficiarse.  Pero unas y otras jamás habrían pensado seriamente lo que significa ser mujer siendo más bien mujeres machistas cómodas y fáciles para el gobierno.

 

Las mujeres provenientes del mundo indígena, con el poder de la pollera, no son mejores.  Solo usarían su presencia, intimidando a los señoritos pero sin exigir nada, convirtiéndose en el complemento indígena femenino que reverencial al Presidente. Serían las que quedan paralizadas en una especie de “emblema-cosa”, convirtiéndose en víctimas de ellas mismas, y, al igual que las birlochas son profundamente machistas y conservadoras.

 

La diputada es vista, en cambio, como una mujer con la única vocación de ser secretaria de alguien: del sindicato, del partido, de la empresa, del dueño… Nos dice que si es de la derecha es rubia teñida o rubia chuta o si es del oficialismo es chola, chota o birlocha pero ambas machistas y conservadoras (“desinformadas y simples”), pero gracias a su docilidad habrían reemplazado a las mujeres rebeldes, a las luchadoras, a las conflictivas.  Las diputadas serían las de contrabando, no solo no respetadas en esos espacios del poder sino también profundamente despreciadas todos los días. (adictas a la comida chatarra, que engordan, etc.).

 

Aunque su presencia es menor entre los retratos, María retrata también a la señorita y a la Jailona. La primera es retatada como aquella educada en la represión de su cuerpo, pisando el mundo solo con la punta de sus tacos y se casa con quien le regala un epluche y le dice que es el amor de su vida.  Pero su vida en un cuento de terror, de silencio, la que pone el rostro de primera comunión cuando es acosada o violada.  La jailona es descrita como aquella que exige un rato especial como si de derechos humanos se tratara, colocándose en un papel en el que hay que atenderla y convertirse en súbdita…

 

Ya pueden darse cuenta de lo descarnado y doloroso que resulta mirar nuestra sociedad reconociéndonos, un mundo que no ha cambiado ni con procesos de cambios ni nuevos gobiernos y actores. Y entonces una se pregunta: quiénes son las mujeres que María retrata positivamente?  No son la mayoría y son más bien escasas.  Son las que han roto con los moldes, con las instituciones y con el matrimonio, como la adúltera o la divorciada, la novia prófuga, la Virgen Contrabandista, la anti-licenciada, la birlocha dos veces chota…Y algunas de ellas pueden ser parte de Mujeres Creando.

 

La adúltera es mirada positivamente porque es una Mujer atrevida, la que ha roto con “la situación de propiedad” del hombre y para quien No hay un solo hombre  (16-17); la que Busca placer y explora el mundo y a quien la cultura patriarcal quiere confundirla con la puta. El retrato de la divorciada es también positivo porque ha roto con la monogamia y el mito del hombre proveedor; es la que puede disponer de una autonomía económica y mantiene un aire juvenil que la hacen peligrosa. 

 

Lo que es indudable es que los 60 retratos de las mujeres revelan el machismo, el patriarcado y la complicidad de nosotras mujeres. Me ha hecho pensar en lo que yo denominé para el siglo XIX y parte del XX, la patria potestad, el eje articulador de la obediencia y de la desigualdad que implica la sumisión de los creyentes a su Iglesia y la de las mujeres a sus maridos y padres, la profunda desigualdad y jerarquía entre mujeres, entre hijos/hijas diferenciándose entre hijos legítimos, naturales e ilegítimos y bastados; pero también entre distintos y jerárquicos grupos sociales y pueblos. En estas circunstancias, las mujeres de ayer, como las que nos retrata María, han sido capaces y son capaces de cuestionar también obediencias, resquebrajarlas, cuestionarlas, horadarlas o ignorarlas.   Indudablemente ellas pueden no tener lo que denominaría el permanente estado de rebeldía, o la rebeldía permanente que le ha otorgado a María su propio sitial  

 

En otras palabras, las vidas de gran parte de las mujeres que somos pueden contener pequeñas luchas, actos cotidianos de broncas, rebeldías, armas cotidianas y persistentes de difíciles negociaciones y sobrevivencias.  Podemos ser madres culposas pero también viudas y amantes en un momento, solitarias y libertinas en otros.  Podemos pasar de una condición y situación a otra y muchas mujeres viudas han pasado a ser otra vez madres esposas o madres autónomas, y otra vez madres felices; de obedientes a rebeldes, de subalternas a cuestionadoras… atrapadas en contradicciones pero también en una complejidad en la que las imágenes del espejo cambian, algunas veces claras y transparentes, otras borrosas y grises; unas veces sumisas y otras valientes y corajudas. 

 

Gran parte de las mujeres que retrata María por tanto no son María.  La complejidad de María a la que me refería al principio, las múltiples facetas de María se encuentran en todas pero ciertamente no como en María. Y es que ustedes estarán de acuerdo que María Galindo es de alguna manera única porque nos habla y escribe y nos lo dice, desde la rebeldía y desde la lucha (p.42). Ella nos lo dice muy francamente que ella solo habla en su nombre y no toma el nombre ni la representación de nadie; afirma tajantemente que no necesita del matrimonio, ni de las leyes ni de la representación ni de derechos que se otorgan, es la que sueña con un mundo sin ejército pero también con un mundo de placer y felicidad. 

 

Es la misma María de hace 20 o 30 años, pero la María de hoy tiene una presencia que no la tenía antes y ciertamente se debe a su enorme tenacidad y a la de Mujeres Creando; a su creatividad, a su capacidad constante de interpelación. Pero es indudable también que en el último tiempo ha tocado algunos hilos profundos que mueven y conmueven a la sociedad boliviana.  María es la que puede hablar al gobierno y a sus funcionarios no de igual a igual, sino desde un afuera y al no disputar ningún puesto político, y al hablar en palabras que muchos y muchas piensan y pensamos, puede hacerlo desde un sitial jerárquico e intocable en nombre de la injusticia, que es el deber incumplido y la inmoralidad de no resolver por ejemplo muertes cotidianas de tantas mujeres a pesar de cientos de leyes, así como violaciones de niñas que son las puntas del iceberg que vemos y todo lo que está por debajo poco lo vemos.  

 

No tengo ninguna duda que Mujeres Creando desde la Casa de la Virgen de los Deseos y desde la Radio Deseo, y María Galindo, han modificado, radicalmente, en los últimos treinta años, y particularmente en los últimos quince años, el escenario del movimiento de mujeres logrando en dos o tres décadas lo que ha tomado siglos para los feminismos con gran convocatoria como los que se han dado en otros países de América Latina o de España.  Y lo que nos une a ella y nos une a las mujeres puede ser lo que afirma en la última página que cierra su libro:

 

“No pierdo el camino de la desobediencia como fuente inagotable donde beber felicidad.  … Prefiero confundirme entre las mujeres que luchan contra el machismo y entre las amigas que comparten rebeldía…”. 

 

Y aunque la rebeldía no necesariamente es la que tiene María, ella nos incita y es ciertamente la que nos atraviesa como el Espejito Mágico.

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