Es ahora entonces, cuando la renuncia de Evo ha producido un vacío de poder gigante, donde cada quien escapó por su lado resquebrajando internamente al propio partido, que aparece Eva y acepta jurar al cargo por responsabilidad, por coraje, por valentía. No la valentía del que se pretende fuerte, sino la valentía de quien se reconoce débil y de quien sabe que saberse débil es una fuente infinita donde encontrar las claves para sacar al país de este callejón sin salida. Y así, el golpe fascista y racista que quería ocuparlo todo, se topó con Eva Copa Murga que le puso freno al avasallamiento.