Tomamos el atrio papal para devolverle sus ‘enseñanzas’, desenmascarar una vez más ante la sociedad su carácter retrogrado e hipócrita y decir: “Tu iglesia crucifica mujeres cada día, el feminismo las resucita”.
“Hagan como se hace en todas las iglesias de los santos; que las mujeres estén calladas en las asambleas. No les corresponde tomar la palabra. Que estén sometidas como dice la ley. Es feo que la mujer hable en la asamblea” (1 CORINTIOS 14: 34-35). “Si un hombre encuentra a una joven virgen que no está comprometida, se apodera y acuesta con ella y son descubiertos pagará al padre de la joven y ella será su mujer porque la ha violado” (DEUTERONOMIO 22:28) Versículos como éstos forman parte de la biblia, libro sagrado de la iglesia que a través de sus máximos representantes y símbolos ha instaurado en la sociedad un sistema patriarcal que se sostiene en beneficio del hombre y para el hombre. La religión como estructura pretende mantener la asimetría social, estableciendo como única verdad la palabra del Señor llena de misoginia (odio a las mujeres), siendo cómplice de violencia machista contra las mujeres. Por eso tomamos el atrio papal para devolverle sus ‘enseñanzas’, desenmascarar una vez más ante la sociedad su carácter retrogrado e hipócrita y decir: “Tu iglesia crucifica mujeres cada día, el feminismo las resucita”.