“Soy puta, soy lesbiana, soy boliviana. Solo puedo existir construyendo alianzas prohibidas entre estas posiciones discursivas y políticas que se supone que están en contradicción entre sí. Hablo desde el lugar de la tortura y la violencia, pero no para dar testimonio, sino para imaginar la felicidad desde una posición de desobediencia. Estas son palabras de autointroducción de María Galindo, artista, intérprete, activista, escritora. y la co-fundadora del colectivo boliviano Mujeres Creando. Poniendo en conversación las prácticas y conocimientos subalternos de las mujeres indígenas y las tradiciones políticas y literarias del anarquismo, el punk y el feminismo no blanco, Maria Galindo ha creado durante los últimos 15 años una práctica artística radical. Pero, ¿qué puede hacer el arte en un contexto de neocolonialismo autoritario en el que las lógicas del feminismo y la política de identidad indígena han sido absorbidas por los discursos humanista, religioso y neoliberal como nuevas estrategias de control? María Galindo responde desplazando el arte del mercado y la galería y devolviéndolo al lugar donde nació: la plaza pública, el ritual social. Contra la purificación racial y sexual del cuerpo, la obra de Maria Galindo exorciza el terror de la historia colonial mediante una bastarda teatralización iconoclasta de símbolos católicos y patriarcales. Contra la economía capitalista de explotación y destrucción ecológica, el animismo artístico de María Galindo utiliza objetos y cuerpos baratos y rotos, invirtiéndolos con nueva vida como tótems de una revolución poética por venir que apunta a desafiar nuestros modos convencionales de percepción y nuestras economías deseadas. Su práctica no unicamente artística pertenece a un linaje donde también podríamos ubicar las obras de Pedro Lemebel y Las Yeguas del Apocalipsis, Ocaña, Miguel Benlloch, Sergio Zevallos, Beau Dick, Lygia Clark, Michel Journiac, Ulrike Ottinger , Annie Sprinkle y Beth Stephens, Vala Tanz o Guillermo Gómez Peña. [Leer Original]